domingo, 21 de diciembre de 2014

LECTIO DIVINA-DOMINGO 4º DE ADVIENTO.B


2 Sa 7,1-5.8b-12.14ª.16
Rm 16,25-27
Lc 1,26-28

DICIEMBRE 21

A los seis meses envió Dios al ángel Gabriel a un pueblo de Galilea llamado Nazaret, a visitar a una joven virgen llamada María que estaba comprometida para casarse con un hombre llamado José, descendiente del rey David. El ángel entró donde ella estaba, y le dijo: “¡Te saludo, favorecida de Dios! El Señor está contigo”. Cuando vio al ángel, se sorprendió de sus palabras, y se preguntaba qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: “María, no tengas miedo, pues tú gozas del favor de Dios. Ahora vas a quedar encinta: tendrás un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Será un gran hombre, al que llamarán Hijo del Dios altísimo: y Dios el Señor lo hará rey, como a su antepasado David, y reinará por siempre en la nación de Israel. Su reinado no tendrá fin”. María preguntó al ángel: “¿Cómo podrá suceder esto, si no vivo con ningún hombre?”. El ángel le contestó: “El Espíritu Santo se posará sobre ti y el poder del Dios altísimo se posará sobre ti como una nube. Por eso, el niño que va a nacer será llamado Santo e Hijo de Dios. También tu parienta Isabel, a pesar de ser anciana, va a tener un hijo; la que decían que no podía tener hijos está encinta desde hace seis meses. Para Dios no hay nada imposible”. Entonces María dijo: “Soy la esclava del Señor. ¡Que Dios haga conmigo como me has dicho!”. Con esto, el ángel se fue.

Preparación: Sabemos que en estos días del solsticio de invierno, los romanos y otros pueblos, celebraban fiestas en honor del sol. La quinta de las antífonas mayores del Adviento  proclama a Jesucristo como el verdadero Sol que nos transmite el esplendor de la eternidad y de la vida, al tiempo que ilumina a los que malvivimos envueltos en injusticias de muerte.

Lectura: El profeta Natán anuncia al rey David que Dios consolidará el trono de su realeza. En la promesa hay unas palabras que van más allá del primer heredero: “Yo seré para él un padre y él será para mí un hijo”. La fe nos dice que esas promesas se realizan en Jesús, el Mesías de Dios. En Él se mantiene el cetro de David. De nuevo se procama hoy el relato de la anunciación a María. El evangelio según san Lucas recobra aquella promesa de Natán y la ve actualizada en las palabras que el ángel dirige a María. Jesús, su hijo, reinará por siempre y su reinado no tendrá fin. Ante tal Rey, María se presenta como al humilde esclava del Señor. 

Meditación: Jesús es el Rey enviado por Dios al final de los tiempos. Como dijo el Papa Francisco en la fiesta de Cristo Rey del año 2013, Cristo es el centro de la creacion, puesto que en vista de Él fueron creadas todas las cosas, para que en Él quedaran reconciliadas. Es también el centro del pueblo de Dios, el hermano en torno al cual se reúne la familia de los hijos de Dios, el que cuida de todos nosotros al precio de su vida. Y Él es, finalmente, el centro de la humanidad y de la historia de todo hombre, que en él puede encontrar misericordia y perdón, aun en los momentos más difíciles. “Jesús es el centro de nuestros deseos de gozo y salvación”.

Oración: “Oh Sol que naces de lo alto, Resplandor de la luz eterna, Sol de justicia, ven ahora a iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte”.

Contemplación: En este día contemplamos a Jesús como nuestro Rey y Señor.  Creemos y confesamos que por el hijo de María Dios nos invita a su Reino de gracia y de salvación. En el Hijo de María  podemos descubrir la dignidad real de cada uno de los hijos de Dios. Con Él, por Él y en Él damos gloria y alabanza a Dios. Y contemplando a Jesús, contemplamos también a su Madre. Tras recordar este misterio de la Anunciación a María,  el día 8 de diciembre de 2013, el Papa Francisco concluía: “Mirémosla a ella, nuestra Madre,y dejémonos mirar por ella, porque es nuestra Madre y nos quiere mucho; dejémonos mirar por ella para aprender a ser más humildes, y también más valientes en el seguimiento de la Palabra de Dios, para acoger el tierno abrazo de su Hijo Jesús, un abrazo que nos da vida, esperanza y paz”.


Acción: Hoy podemos mirar a nuestro alrededor y descubrir en las noticias de cada día el poder del mal que esclaviza a tantas personas por medio de la seducción del tener, el poder y el placer. Examinemos nuestra propia conciencia. Y veamos si podemos colaborar de algún modo concreto a la llegada del Reino de Dios que se anuncia en el nacimiento  de Jesús.
                                             
                                                                              José-Román Flecha Andrés