UN MENSAJE DE PABLO VI PARA ESPAÑA
El día 19 de octubre será beatificado el Papa Pablo VI. Este
acontecimiento nos hace recordar el radiomensaje que dirigió a los españoles el
día 12 de julio de 1964 con motivo del
VI Congreso Eucarístico Nacional, que se celebraba en León.
Pablo VI comenzó evocando el lema evangélico de aquellas
jornadas: “Que todos sean uno”, para subrayar “La unión, deseo testamentario de
Cristo, que a sus discípulos toca realizar en constante esfuerzo… es ante todo
convergencia de voluntades al centro propulsor de la vida verdadera y al norte
inspirador de toda verdad”.
Seguramente Pablo VI conocía las diferentes
orientaciones que empezaban a manifestarse en un país aparentemente uniforme.
Por eso aprovechaba aquella solemne ocasión para invitar a la concordia a un
pueblo que, en un pasado no demasiado lejano, se había visto enfrentado de una
forma trágica. Según el Papa el lema del
Congreso no debía ser interpretado como un grito de defensa o de ataque, sino
como una llamada a la colaboración y a la vivencia de la fraternidad.
Al dirigirse a los españoles, el Papa aludía
a la paz y el entendimiento entre sus fieles. Pero también reflejaba los
temores y las expectativas de un pueblo que deseaba tiempos nuevos de paz y de
justicia. Un pueblo que soñaba una justa participación en la toma de decisiones
para el bien común, como había escrito siglos antes el mismo San Isidoro.
Pablo VI señalaba al pueblo español algunas
perspectivas de futuro, así como los cambios estructurales que eran necesarios
para el logro de una sociedad orientada por la paz y la justicia
Antes de finalizar aquel mensaje, el Papa incluía una vibrante exhortación a mantener
la fe en Jesucristo: “Abre, España, tu alma a la esperanza. Abre tus ojos y
mira a Cristo, Pastor, para que con la fuerza convincente e irresistible de su
amor hermane cuanto pudiere quedar de aspereza por el dolor de horas tristes ya
pasadas. Mira a Cristo, Maestro, para que con el dominio poderoso y suave de
sus enseñanzas y de su programa congregue a todos tus hijos: que Él en
particular asista a los que están lejos de sus lares para que no se enturbie la
pureza de su fe, no se pierda la herencia de sus sanas costumbres sino que al
volver a su terruño se sientan de nuevo en la comunidad de hogar, de fe, de
vida que con el camino de la emigración dejaron”.
Después de
mencionar la relación existente entre la Eucaristía y el ejercicio de la
caridad cristiana, al que convocaba a todos los españoles, el Papa concluía su
mensaje con el deseo de abundantes bendiciones para el país y sus gentes: “Que
Cristo, Rey Eucarístico, bendiga el trabajo de los campos, el trajín de las
fábricas, el afán de los intelectuales, el apostolado de los sacerdotes”.
Aquel mensaje de
Pablo VI a los españoles no ha perdido su fuerza de estímulo y de promesa para
una sociedad llamada a vivir la unidad de la fe, la osadía de una esperanza
activa y el servicio de la caridad.
José-Román
Flecha Andrés